miércoles, 24 de septiembre de 2014

La buenas, la malas y las feas

Mark Garten/UN Photo, tomada de CNN

En fechas recientes, quienes nos interesamos por el tema de la equidad de género nos hemos llevado un par de sorpresas agradables respecto a la forma en que el feminismo está siendo abordado por algunos sectores de los medios y asumido por figuras populares de la farándula (ah, cómo me gusta esa palabra) occidental. 

Me interesa comentar dos de las más aplaudidas y replicadas a través de las redes sociales: las protagonizadas por Beyoncé y Emma Watson. 

Beyoncé (perdón: Queen Bey) utilizó la palabra Feminist como el fondo contra el que se recortó su silueta en la pasada entrega de los VMAs mientras se escuchaba un fragmento del discurso "We should all be feminists" en voz de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie y que forma parte de la canción "Flawless", un himno feminista para muchas mujeres.




Por otro lado, Emma Watson (quien alguna vez fue nuestra Hermione) ha sido invitada por la ONU como embajadora de buena voluntad y representante mediática de la campaña #HeforShe, que pretende hacer que los hombres se sientan "bienvenidos" (según las propias palabras de Watson) en la conversación de la equidad de género para que también asuman la responsabilidad de construirla en su vida cotidiana.

Las reacciones hacia ambas han sido muy variadas, pero digamos que han colocado al feminismo dentro la agenda pública en una posición distinta a la que estamos acostumbrados: mujeres poderosas, exitosas en sus respectivos campos de trabajo, admiradas por millones de personas, físicamente atractivas según la belleza convencional (aunque la percepción de la apariencia de Beyonce tiene más matices por ser una mujer de color) se han declarado sin reservas como feministas y han dado incluso una definición clara de lo que entienden por feminismo, a diferencia de otras celebridades que o bien rechazan la etiqueta, o bien prefieren ignorarla –la mayoría de las veces argumentando que están por encima de ella–.

Me entusiasma que el feminismo adquiera esta visibilidad y tenga entre sus simpatizantes a mujeres con semejante poder de convocatoria, fuertes, empáticas, talentosas y que además están comprometidas con mejorar las condiciones de vida de otras mujeres. Enhorabuena, pues. Pero también creo que es importante darnos un tiempo para analizar cómo se emite este mensaje y cómo reaccionamos ante esta visibilidad si queremos saber con más precisión en dónde estamos.

Un mensaje de bienvenida

Beyoncé y Emma Watson introducen la misma definición de Feminismo en sus respectivos discursos: una persona que se identifica como feminista cree en la igualdad política, económica y social entre hombres y mujeres, una intención mucho más antigua que la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadanía escrita por Olympe de Gouges en 1791 o la Vindicación de los derechos de la mujer de Mary Wollestonecraft publicado en 1792 y que es considerado el primero en proponer específicamente el reconocimiento de los derechos de las mujeres; aunque en cien años antes, en nuestro propio país, ya teníamos a Juana Inés de Asbaje publicando su Sátira Filosófica (las famosas Redondillas). 

Mujeres hablando de la necesidad de tratar a las mujeres como seres humanos es un asunto muy viejuno. Pueden ver los antecedentes europeos del texto de Mary Wollestonecraft aquí (un poquito cortado el texto, pero es posible leerlo) y acá una cronología del feminismo en Latinoamérica que resume los contenidos de la indispensable Antología del pensamiento nuestroamericano, coordinada por Francesca Gargallo (1). Es decir: ni Beyoncé ni Emma Watson están diciendo nada nuevo, ya lo sabemos, no hace falta lucirse en Twitter criticándolas por eso (Tú sabes quién eres), pero sí me parece pertinente preguntarnos por qué es necesario que, al hablar de feminismo, tengamos que seguir haciendo ese disclaimer buena onda, sacar la bandera blanca para que vean que venimos en son de paz. No, no están diciendo nada nuevo, pero sus palabras y acciones son para muchísimas personas alrededor del mundo un mensaje de bienvenida al pensamiento feminista. Desde luego, esto tiene sus ventajas y desventajas, lo que me lleva a:

La policía del feminismo

Me parece indispensable que el feminismo sea autocrítico, lo que me disgusta es que esa autocrítica sea  tan estrábica y ensimismada como cuando afirma que Beyoncé no es una verdadera feminista porque sale medio encuerada a cantar o enseña las tetas para complacer a los lectores de GQ. Como dice la autora de este artículo: "Estas críticas son desconcertantes dentro de una ola de ideología feminista arraigada en la idea de que las mujeres son dueñas de sus cuerpos. Es el feminismo de la SlutWalk (la Marcha de las Putas, que se ha llevado a cabo en México también), el movimiento anti-violación que proclama que llevar minifalda no implica desear la atención masculina o la disponibilidad sexual. ¿Por qué, entonces, son críticas culturales como Hadley Freeman y Anne Helen Petersen están convencidas que cuando Beyoncé aparece viste de cuero en el escenario es exclusivamente para el beneficio de los hombres?"

Las críticas hacia el feminismo de Beyoncé tienen mucho que ver con el clasismo y el racismo presentes en cierto feminismo-clasemediero-blanco (principalmente estadunidense) del que también se alimenta el pensamiento feminista en México, por eso me parece importante mencionarlo. Esta policía del feminismo, tan empeñada en descubrir quién sí se merece estrellita en la frente y quién no, ignora la experiencia cotidiana de muchas mujeres que se sienten identificadas con las canciones de Beyoncé, que encuentran en ella una figura inspiradora y muy posiblemente, una entrada hacia el pensamiento feminista, el camino hacia otras posibilidades de vida, como expone la brillante autora de este blog (dense una vuelta por sus contenidos) desde una perspectiva womanista. Gracias a ella me enteré también de que han puesto a competir el "feminismo de Beyoncé" vs el "feminismo de Emma Watson", creando animadversiones francamente innecesarias. Por favor lean su timeline al respecto (lamento que no me sea posible traducir al español lo que les comparto).

Por otro lado (y haciendo uso de mi derecho a tener mi propia patrulla de policía del feminismo) Emma Watson bien lo dijo: la suya ha sido una vida privilegiada, por eso el talante optimista y buena ondita de su discurso ha sido poco criticado por ese feminismo neoliberal, el más privilegiado de todos, muy concentrado en empoderar a las mujeres para que las que se encuentran en altos puestos ejecutivos ganen lo mismo que los hombres. No es que Emma Watson haya tocado este tema en específico, aclaro (y desde luego creo que es un asunto importante que debe resolverse), pero lo que quiero decir es que es peligroso simplificar los objetivos del feminismo desde el privilegio. 

Hay una evidente urgencia de mostrar que el feminismo es inofensivo, que no exige renunciar a la comodidad del glamour, la belleza, la depilación, la heterosexualidad, el "amor por los hombres", etcétera, etcétera. Y es cierto, qué bueno para las que tienen una colección de tacones. Pero también hay muchas mujeres que eligen ser feministas y peludas y lesbianas y fodongas, y eso también está muy bien, la cosa es que "no hace buena prensa", y eso es lo jodido. Sobre todo porque hay muchas más que pertenecen a la clase trabajadora, que se desvelan redactando propuestas legislativas, que son indígenas y/o trabajan dentro de comunidades indígenas, que son madres solteras y además de todo esto son las que consiguen con su "rudeza" y sus "exageraciones" y sus "jetas" sin maquillar (ay, lo que hay que aguantar, dirán algunos de sus colegas masculinos) que haya una Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, por ejemplo, sin llevarse los aplausos ni del público ni la alabanza de los ciudadanos varones. 

Y si estamos hablando desde la ONU, es demasiado complaciente apelar a la simpatía masculina porque deben pensar "en sus madres, hermanas e hijas" en lugar de niñas, ancianas y mujeres que son, ante todo, personas con un valor intrínseco e independiente al de la relación que tengan con ellos.


Lo que me lleva a:


La respuesta a la invitación

Emma Watson escribió con letra picudita en una tarjeta color vainilla:

 "Queridos hombres maravillosos: también la equidad es asunto suyo. Están invitados, los esperamos". 

La respuesta: 


O estas categorizaciones:


O esta propuesta, tomada al azar de las varias que he visto en mi muro de Facebook por parte de la joven, progre intelectualidad literaria mexicana:

Hmm.



Que sí, ya sabemos que Notodosloshombres® han reaccionado así, que muchos incluso se han unido al #HeforShe. Pero me frustra tener que explicar que no es que yo no tenga sentido del humor (¡qué va! me río cantidad), sino que estas bromas me parecen el ejemplo perfecto de cómo la voz pública de las mujeres, sin importar cuán poderosas sean, es apenas un murmullo que puede disolverse en la nada con sólo apelar a la vulnerabilidad sexual de sus portadoras, como ya lo dijo Mary Beard. Démonos cuenta de que el chiste se cuenta solo al tener que perder el tiempo en explicar por qué estas reacciones confirman la necesidad de que las feministas todas, las buena ondita, las radicales, las trans y las chamulas, no quiten el dedo del renglón. Lo que me lleva a la necesidad de...

Comprender las contradicciones

Lo personal es político, nunca hay que olvidarlo. Pero la experiencia de Beyoncé, la de Emma Watson y la de cada una de las feministas que trabaja a diario por el bienestar de las mujeres y/o de todas las personas en este país no necesariamente tiene que ser ejemplar, irreprochablemente "feminista" (como si hubiera, entre todos, un solo feminismo "correcto"). Revisen la biografía de Simone de Beauvoir, de Rosario Castellanos, de Marilyn Monroe. O la propia, colegas. Que tire la primera piedra quien esté libre de "culpas". A mí ni me miren: yo uso escotazos cuando puedo y disfruto Game of Thrones, pero también la necesidad de escribir esto me despierta a las cuatro de la mañana. No pasa nada.

Insisto: celebro que el feminismo esté en primera plana de una forma positiva, y espero que estas voceras ayuden a que la sociedad reconozca y colabore más con el trabajo incansable de todas las feministas, las "buenas", las "malas" y las "feas" (me incluyo y aclaro: me refiero a todas las que no nos vemos como Beyoncé o como Emma Watson y no podemos decir I woke up like dis).
Itero: es saludable hacer crítica dentro del feminismo.

Y también creo esto: es probable que no compartamos las contradicciones de las otras, pero es necesario que comprendamos que existen porque somos humanas y porque cada una tenemos derecho a buscarnos la vida, a sobrevivir en los entornos que aún son hostiles para las mujeres de la mejor manera que podamos. Lo que deberíamos considerar, me parece, es que es posible llevar esto a cabo tratando de no traicionarnos tanto a nosotras mismas, ni a otras mujeres, en el camino.






(1) VVAA, “Cronología del feminismo nuestroamericano”, en el sitio Ideas feministas de Nuestra América, coordinación de Francesca Gargallo, http://ideasfem.wordpress.com/cronologia/, página publicada en agosto de 2011, última actualización el 20 de octubre de 2011.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Tengo un Kindle y sé cómo usarlo




Resulta que después de años de querer uno, por fin pude comprarme un Kindle. Ocurre que la librería Gandhi los vende, y como yo soy un ser raro que no tiene tarjeta de crédito, me resultó más conveniente comprarlo aquí que ordenarlo por internet.
Ha sido una bendición en los viajes en autobús de estas breves vacaciones (en las que conocí también, por fin, el jardín escultórico de Edward James, son días de ponerse al corriente y pagar las deudas con una misma), y también para leer a oscuras en la cama, ahora que estoy enferma de los mocos una-vez-más.
Por ahora, el aparatín sólo tiene cargados un par de libracos que me urgía leer, entre ellos, Marilyn:  The passion and the paradox, de Lois Banner, Boy, Snow, Bird de Helen Oyeyemi, y Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, que se convertirá en el próximo libro a reseñar para #ElRetodelosClásicos el próximo viernes 10 de octubre en Ecléctico.

La maravilla es que me parece que el Kindle es perfecto para leer a los clásicos, sobre todo porque muchos de ellos están disponibles de forma gratuita en formato electrónico, como en esta y esta página. Hay muchas más, claro, como ésta, especializada en Ciencia Ficción. Y además, se tiene la posibilidad de acudir al diccionario, Wikipedia o a las notas al pie en cualquier momento para solazarse en la nerdez superflua, aunque sea.

El siglo pasado, les aseguro, aprueba totalmente esta hechicería libresca del futuro.